Karencita es inocente!

La primera vez que la vi, fue en un calendario de esos que nuestro buen amigo Jaime Cornejo, solía regalarnos a principio de los últimos años de secundaria. Aparecía junto al logo de PECSA mostrando solidariamente sus atributos y por muchos años endulzo miles de paredes de grifos, talleres de autos, llanterías y por supuesto las de la cabina de Internet que la familia de Jaime tenia en el tercer paradero de Ttio. Seguramente aún lo hace. Un tiempo después la vi nuevamente en un puesto de periódicos. De blanco y rojo nos deleitaba con su top blanquirojo en el mes patrio de un calendario de Peru21.

Luego la vi en el video de una canción que no trascendió en la memoria del peruano promedio mas allá que por los movimientos de cadera que esta linda señorita nos regalo. Una perfecta lencería de color blanco dejaba muy poco a nuestra imaginación de adolescentes pasados de años. Jugo de tamarindo se llamaba la canción y Julio Andrade, cuyo cuchi cuchi boom boom nos había hecho bailar al unísono algunos años antes, era el cantante. Luego supe que había sido bailarina de Jeanet Barboza y que se le vinculaba sentimental y legalmente con un narco que se hacia llamar Turbo.

Karen Dejo paso así, de ser una bailarina más del montón, a una de las importantes figuras de lo que Magaly llama la flora y fauna farandulera. Después entro al “elenco” (aunque yo preferiría llamarle pandilla) de Recargados de Risa, ese programa que gracias a sabe Dios que, siguen dando, solo para meses después co-conducir un programa de cumbia en frecuencia latina que nunca nadie ve y que hasta donde pude averiguar sigue saliendo al aire los sábados.

Mas allá de enumerar o resaltar sus “aciertos” en TV, este post pretende expresar mi total solidaridad con Karencita frente a las ultimas acusaciones del empresario Renato Wolf, que no sabemos a quien le haya empatado y del gran comediante Manolo Rojas, un gran ausente en mi post de “me llega al pincho”. Karencita es inocente, si hay que creerla a alguien es a ella, a Karencita ¿Por qué? Por el simple hecho de que la amamos.

La única vez que la vi en carne y hueso apareció ataviada de cintas amarillas de “peligro” (a lo Paulina Rubio) en el limitado escenario de la funesta y desaparecida discoteca Down town de Cusco. Habíamos estado esperándola sentados en la barra desde las nueve de la noche y cuando finalmente apareció como a la una de la mañana ya habíamos vaciado los bolsillos y las billeteras para poder estar ahí, en lo que seria primera fila. “Algo tienes que me excita” cantaba, mientras ejecutaba esos sádicos movimientos de cadera que la caracterizan. “Karen te amo” fue lo que atinamos a decir en coro motivados por la esperanza de una sonrisa, un beso volado a lo mejor una batida de mano. Creo que Cachito, fiel a su estilo, le dijo inclusive alguna malcriadez.

Como esperábamos nos mando besos y saludo a nuestra cámara. El show termino, se secaron los vasos y bajaron los ánimos. Sin embargo no era suficiente. Cuando Karencita, ya cambiada, salio a una improvisada zona VIP, acompañada de dos amigas suyas, con una de las cuales se le vinculo sentimentalmente, y se sentó en una de esas sillas en las que nosotros, humanos, también nos habíamos sentado alguna vez, una repentina valentía asalto el cuerpo de este humilde bloguero principiante, y me acerque a la barra que la separaba del resto de los mortales. Saque mi cámara y la llamé.

“Karen! Karen! Un favor!” y contrariamente a todo cuanto había pensado, Karen me miro, se puso de pie y camino cuatro pasos hasta la barra sobre la que estaba apoyado. Me dijo “Hola” con una sonrisa en la cara, que creo que hubiera sido muy difícil de fingir, y me acerco la mejilla. Nerviosos como yo solo, la bese tímidamente y conteste el saludo, me atreví incluso a darle la bienvenida al Cusco.
“Gracias – me dijo – que tal el show, les gusto?
Sí, sí. Estuvo muy chévere – le conteste sudando.
Que bueno que les haya gustado, dime. – me dijo mirándome a los ojos.

Nervioso saque mi cámara Canon de mi bolsillo y le dije abochornadísimo “¿tu crees que pueda tomarme una foto contigo? A lo que contestó con un gesto de extrañeza y una inmediata sonrisa que remató con un “¡Claro!, por supuesto, ven, date la vuelta” y me señalo la entrada.

Ni cortos ni perezosos, Jaime y yo nos acercamos a la entrada y Karen dio instrucciones para que un chino, gordo y cabro que fungía de jefe de seguridad, nos dejara acercarnos a ella y nos tomamos, cada uno una foto con ella, con besito y abrazo incluidos.
Contagiado por la emoción o a lo mejor emborrachado por su olor a crema de manos, me aventure a preguntarle si podía invitarle un trago. Se disculpo y me dijo que no, que estaba tomando solo limonada (me puso la cañita cerca de la cara como para que pruebe la limonada) ya que debía salir en el primer vuelo hacia Lima y por tanto debía estar en el aeropuerto apenas tres horas mas tarde. Me despidió con un beso, un abrazo y con una sonrisa que, insisto, considero muy difícil de falsear.

En conclusión amamos a Karen y creemos firmemente en su inocencia. No necesitamos argumentos para creer en alguien y aquí somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, y si es culpable seguiremos amándola.

y si ya leiste hasta aca como premio tienes la opcion de burlarte de esta foto de hace tanto tiempo. Ahi estamos Karencita y yo, atras esta el chi n/v o esé y bueno sin comentarios acerca de la marihuana que me cuelga en el cuello y por supuesto mi cara de wevon.

Por ultimo aqui el video de Jugo de Tamarindo.

http://www.youtube.com/watch?v=nt8EK4q_eIo